Tenemos que desterrar la idea de que el embarazo agrede la salud de los dientes. No obstante, sí es cierto que la gestante tiene una predisposición a padecer gingivitis.
Cuando la futura mamá mira con detenimiento sus encías frente al espejo, se percata de que están oscurecidas y, si las frota con el dedo, duelen. Estos serán los primeros síntomas de un trastorno muy común durante el embarazo: la gingivitis.
Hemos de señalar que, la gestación no provoca la caída de los dientes, tal y como apunta el dicho: “cada hijo, un diente menos”. Sin embargo, vamos a comentar cómo el embarazo afecta de manera directa al bienestar buco-dental.
En las encías y en la mucosa que recubre la cavidad bucal (superficie interna de la boca), podemos observar algunos receptores (moléculas gruesas que se ubican en las células) vulnerables al aumento de progesterona y estrógenos, dos hormonas presentes durante el embarazo.
Las mucosas se tornan hipertróficas, es decir, más irrigadas por la sangre y de mayor grosor, lo que provoca que aparezcan más hinchadas y oscuras. Es por esto, por lo que simplemente el hecho de lavarnos los dientes, puede producirnos un sangrado espontáneo.
La composición de la saliva, también se ve alterada: tiene el Ph más ácido y posee más cantidad de iones de hierro, potasio y calcio. Estos cambios provocan la proliferación de bacterias anaerobias en la boca (viven en ausencia de oxígeno) y el consiguiente cúmulo de placa, la verdadera causa del trastorno. Dicho lo cual, la gingivitis es la infección de las encías producida por el estado agresivo de las bacterias.
Es preciso comentar que, en la saliva, también aumenta la cantidad de mucina, una proteína que propicia la adhesión y, por lo tanto, la acción agresiva de la placa bacteriana. Como resultado a este estado, más de la mitad de las mujeres gestantes, sufre gingivitis.
Así mismo, la gingivitis aparecerá en el segundo o tercer mes de embarazo y continuará hasta el término del mismo. También comentaremos que, el sangrado aumenta hacia del octavo mes, desapareciendo tras el parto.
Pero, ¿cómo prevenir la gingivitis?: lo más importante es tener una minuciosa higiene bucal, para impedir el crecimiento bacteriano; es necesario limpiarse los dientes con bastante regularidad y con sumo cuidado utilizando, para ello, cepillo (sus cerdas serán artificiales de dureza media y la cabeza de un tamaño que permita acceder a todos los intersticios de la cavidad bucal) e hilo dental; el dentífrico recomendado será aquel en cuya composición destaque el flúor; y, muy importante, conviene visitar al odontólogo alrededor del cuarto mes de embarazo, aunque no se padezcan trastornos. Todas estas medidas nos servirán para prevenir posibles intervenciones urgentes.
Cuando la futura mamá mira con detenimiento sus encías frente al espejo, se percata de que están oscurecidas y, si las frota con el dedo, duelen. Estos serán los primeros síntomas de un trastorno muy común durante el embarazo: la gingivitis.
Hemos de señalar que, la gestación no provoca la caída de los dientes, tal y como apunta el dicho: “cada hijo, un diente menos”. Sin embargo, vamos a comentar cómo el embarazo afecta de manera directa al bienestar buco-dental.
En las encías y en la mucosa que recubre la cavidad bucal (superficie interna de la boca), podemos observar algunos receptores (moléculas gruesas que se ubican en las células) vulnerables al aumento de progesterona y estrógenos, dos hormonas presentes durante el embarazo.
Las mucosas se tornan hipertróficas, es decir, más irrigadas por la sangre y de mayor grosor, lo que provoca que aparezcan más hinchadas y oscuras. Es por esto, por lo que simplemente el hecho de lavarnos los dientes, puede producirnos un sangrado espontáneo.
La composición de la saliva, también se ve alterada: tiene el Ph más ácido y posee más cantidad de iones de hierro, potasio y calcio. Estos cambios provocan la proliferación de bacterias anaerobias en la boca (viven en ausencia de oxígeno) y el consiguiente cúmulo de placa, la verdadera causa del trastorno. Dicho lo cual, la gingivitis es la infección de las encías producida por el estado agresivo de las bacterias.
Es preciso comentar que, en la saliva, también aumenta la cantidad de mucina, una proteína que propicia la adhesión y, por lo tanto, la acción agresiva de la placa bacteriana. Como resultado a este estado, más de la mitad de las mujeres gestantes, sufre gingivitis.
Así mismo, la gingivitis aparecerá en el segundo o tercer mes de embarazo y continuará hasta el término del mismo. También comentaremos que, el sangrado aumenta hacia del octavo mes, desapareciendo tras el parto.
Pero, ¿cómo prevenir la gingivitis?: lo más importante es tener una minuciosa higiene bucal, para impedir el crecimiento bacteriano; es necesario limpiarse los dientes con bastante regularidad y con sumo cuidado utilizando, para ello, cepillo (sus cerdas serán artificiales de dureza media y la cabeza de un tamaño que permita acceder a todos los intersticios de la cavidad bucal) e hilo dental; el dentífrico recomendado será aquel en cuya composición destaque el flúor; y, muy importante, conviene visitar al odontólogo alrededor del cuarto mes de embarazo, aunque no se padezcan trastornos. Todas estas medidas nos servirán para prevenir posibles intervenciones urgentes.
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